viernes, 29 de enero de 2016

¿POR QUÉ LEER LA RELACIÓN DE MICHOACÁN?







 La Relación de Michoacán es sin duda uno de los testimonios más importantes dentro de los textos escritos en el siglo XVI en el Nuevo Mundo. Como fuente histórica es fundamental para conocer el pasado prehispánico de esta región del Occidente de Mesoamérica. La calidad literaria también es de enorme valor, pues dentro de su contenido, encontramos pasajes llenos de cualidades humanas, sentimientos como el valor, temor, desesperanza, ira, bajas pasiones; así como las intrigas y asesinatos políticos, las guerras y lo poco que sabemos sobre sus creencias, convierten a la Relación de Michoacán en un documento de calidad literaria universal, y monumento del pueblo purépecha, tal como lo menciona Le Clézio. Pero no podemos pasar por alto el contexto en que fue redactado éste documento, en el que una de sus motivaciones fue el alegato entre Tzintzuntzan y Pátzcuaro, para reivindicar el título de Ciudad de Michoacán por parte de la primera. A esto debemos agregar el testimonio de varios informantes que esperaban mejorar su imagen política, como lo fue el gobernador don Pedro. Debemos agregar a todo esto al compilador Jerónimo de Alcalá, pues por más que se muestre sólo como fiel traductor e interprete, sabemos que su mano está profundamente arraigada en la redacción que ha sobrevivido de sus informantes; también la descripción de la sociedad tarasca está influenciada por el bagaje cultural del fraile. Nos encontramos ante un documento de fuerte inspiración indígena, pero la investigación histórica ha venido mostrando un rostro más complejo de las voces que hablan en la Relación de Michoacán, lo que debe dar más luces para cualquier tipo de análisis.


Aidé Carvajal Medina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario